- Intervención íntegra del presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales
Nadie gana en solitario, ni tan siquiera el corredor de fondo. Detrás de cada trayectoria deportiva de éxito siempre hay alguien más que, en algún momento del camino, entregó su comprensión y apoyo incondicional.
Sobre todo, cuando la victoria, como es habitual, tiene una antesala de obstáculos y derrotas, estas últimas tantas veces huérfanas de padre y madre, al contrario que los triunfos.
Este sentimiento de pasión colectiva y trabajo solidario es uno de los innumerables elementos de inspiración que traspasan estadios, canchas y pistas, tanto si se trata de escenarios abarrotados bajo el ojo de una audiencia millonaria como de la más humilde pista de barrio donde se escuche el eco de los balones rebotando contra paredes y suelo.
Son ejemplos que perduran cuando se apaga el clamor de la grada o se apagan las luces del lugar de entrenamiento. Porque, como nos recordó Jorge Luis Borges, “cuando los jugadores se hayan ido, cuando el tiempo los haya consumido, ciertamente no habrá cesado el rito”.
Hablar del deporte es hacerlo de sus valores. Y también de la capacidad y la responsabilidad que tenemos para trasladarlos a la sociedad y la convivencia diaria.
De esta manera, lograremos ser un equipo más unido. Será una solidez basada en un sentimiento de pertenencia y creencia en los principios de la igualdad y el respeto, más necesaria que nunca en estos tiempos en los que se multiplican los atacantes que pretenden tumbar las defensas de la democracia, sin importarles además saltarse las reglas del juego.
Hoy más que nunca, necesitamos ejemplos de superación, fraternidad e integración; y también de conservación de la tradición y del espíritu que nos ha permitido avanzar en derechos que vemos claramente representados en las personas que reciben estos Premios al Deporte Canario.
Creo sinceramente que tenerles cerca y contemplar su ejemplo es también un premio para el conjunto de la sociedad, en particular la canaria.
Saben además que el deporte canario y grancanario son una extensión de la historia, la universalidad, la evolución, la adaptación al entorno, la resiliencia y la nobleza de esta tierra.
Sociedad isleña y deporte son un espejo frente a frente que se devuelven un reflejo constante.
Se aprecia en deportes vernáculos que nos permiten viajar en el tiempo. Con la lucha canaria que hunde sus pies en la arena y en el pasado prehispánico.
Con un equipo de fútbol como la Unión Deportiva Las Palmas que surgió de la unidad y de la resistencia frente a las fuerzas centralistas que impedían su inscripción en la competición nacional.
O en la vela latina, empujada por un viento a la vez antiguo y moderno gracias a su arraigo.
Lo dijo Nelson Mandela. “El deporte tiene el poder de transformar el mundo y de unir a la gente como muy pocas cosas”. Debemos hacer lo imposible para que esta afirmación no se convierta en una frase hecha, por ejemplo, desterrando cualquier manifestación o acto que atente contra la dignidad de las personas o la diversidad que nos enriquece.
Si hacemos un ejercicio de memoria, comprobamos que el deporte ha sido capaz a lo largo de su historia de tumbar esos muros de odio. Ocurrió con el abrazo entre el atleta Jesse Owens y el alemán Lutz Long en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, cuando azotaba un vendaval de exclusión, división y autoritarismo.
O con la imagen que dio la vuelta el mundo en 1967 y que mostró un grupo de hombres expulsando a la fuerza a una mujer, impidiéndole terminar un maratón, prueba vedada hasta entonces para las mujeres. Vemos con claridad como el deporte nos ha quitado vendas y nos ha prevenido frente a las injusticias.
Quiero aprovechar este foro para recalcar también que, más allá de la competición deportiva de alto nivel, allí donde no llegan los focos mediáticos, la práctica deportiva se levanta como un pilar fundamental de salud pública.
Es también un indicador del bienestar de las sociedades y es crucial en la formación de las nuevas generaciones.
Por eso mismo, la mejora y extensión de los espacios para el deporte y el apoyo a los equipos de base y a las disciplinas con un seguimiento menos masivo es y ha sido una línea de actuación esencial del Cabildo de Gran Canaria.
Y en paralelo mostrar al mundo que somos capaces de organizar el Mundial de Rallys, ser sede del Mundial de Fútbol o de la Copa del Rey de baloncesto. Tener equipos y deportistas en la élite europea o mundial
Me acerco a la línea de meta. Me acuerdo de Murakami, el escritor que piensa sus frases mientras corre, y que en su libro ‘De qué hablo cuando hablo de correr’, profundiza en la sensación de soledad, pero también en las amistades y experiencias vividas gracias al deporte.
Por mi parte, agradezco igualmente la oportunidad que me dan para dirigirme a ustedes esta noche y participar en este acto de reconocimiento al talento, pero sobre todo a la voluntad humana de intentarlo una y otra vez. En esa propiedad reside la mayor de las victorias.
Por último, quiero tomar al vuelo la leyenda de la Luz de Mafasca que enhebra los hilos y la escenografía de esta gala para recordar que también hubo otra luz misteriosa en Gran Canaria. Se cuenta que aparecía en los arenales de Guanaterme, se desplazaba hasta la Iglesia de La Isleta y, de allí, se dirigía al mar, donde desaparecía. Espero que los valores del deporte sigan brillando en todo el mundo y que, por el contrario, jamás se diluyan en el océano.