- El Festival impulsado por el Cabildo tuvo lugar en la Plaza de Santa Ana con un cartel que otorgó el protagonismo al talento local
- La música y el humor de raíz se combinaron con las propuestas más innovadoras ante un público igualmente ecléctico y multigeneracional
Como agua por un barranco en fiestas. Así corrió la canariedad a partir de las 18.30 de hoy de la mano del pasacalle de la Banda de Agaete que abrió camino hacia la Plaza de Santa Ana, donde una hora más tarde comenzó a desplegarse el cartel de música y humor del Festival Canariona, cita impulsada por el Cabildo de Gran Canaria y organizada por Infecar en la víspera del Día de Canarias.
“En Canariona se dan la mano tradición y contemporaneidad como rasgos esenciales de nuestra isla. Como estamos comprobando en esta Plaza de Santa Ana, en el corazón del casco histórico de la capital insular, se está viviendo un año más un ambiente extraordinario gracias a este festival que otorga protagonismo al talento local y supone a la vez un reflejo de esa enriquecedora mezcla de estilos, gustos y generaciones”, señaló a pie de escenario el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales.
De hecho, Canariona se ha consolidado como una cita esperada cuya química logra fusionar edades y tendencias a través de la propiedad de la música como hilo de costura social. Se trata de la quinta edición de Canariona, que retomó el espíritu de los festivales previos al Día de Canarias retomados por el Cabildo en 2017 y que fue transformado en 2020 en ‘CanariON’, un evento virtual y símbolo de resiliencia, pues fue el primero de su clase en el archipiélago en plena pandemia.
Este árbol crece sobre todo regado por la música y sobre el suelo fértil de un público entregado que pudo disfrutar de una velada musical y de humor que comenzó a las 19.30 y finalizó sobre la una de la madrugada. El primer turno fue para la Parranda de Teror, que contó para esta ocasión con las colaboraciones especiales de las voces de Thania Gil y Julia Rodríguez. A continuación, saltaron a escena el humorista tinerfeño Darío López y el citado Yeray Rodríguez para dar un nuevo golpe de cincel a su concepto ‘P’alante y punto’, que convirtió el espacio comprendido entre las casas consistoriales y la Catedral de Canarias en un reguero de rimas y risas.
A continuación, la Gran Canaria Big Band desplegó más de una veintena de intérpretes de diferentes instrumentos y propondrá un viaje musical en compañía de los y las cantantes de la isla Cristina Ramos, Chago Melián, Iván Quintana, Besay Pérez, Pedro Manuel Afonso, Manuel Estupiñán y Patricia Muñoz.
Como un salto en el tiempo sin moverse de la centenaria Plaza de Santa Ana, la noche fue evolucionando en estilos musicales. El primer hito de la metamorfosis artística lo estableció la actuación de NIA, antes de las propuestas de Juseph y del DJ Baked Belda para cerrar una noche bailando bajo el mismo cielo y frente a ese espejo de gentes en movimiento, un cristal poliédrico iluminado por la luna y que devuelve la imagen de la Gran Canaria más actual y consciente de sí misma. La música fue una vez más la expresión más profunda de la isla.